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El Blin Blin NO Le Quita Su Inocencia


Miguelito, Xavi, Naldito y Mimí, los más conocidos dentro del movimiento urbano, viven felices con sus vidas de artistas, aunque ello conlleve desarrollarse en un ambiente exclusivamente de adultos.

“Oye, lo más que disfruto de ser cantante es cuando mucha gente me apoya cuando me trepo a esa tarima. Me siento súper bien en este género porque estoy haciendo algo que a mí me gusta, porque uno no puede hacer algo que a uno no le gusta”, dijo Miguelito con su ya probada elocuencia.

PRIMERA HORA citó a estos cuatro exponentes y a sus padres en el gimnasio de escalada Solid Rock en Cupey. Mientras los adultos eran entrevistados, los niños se quitaron el blin blin, los tenis y las gorras, para brincar y gritar en una casa de túneles.

Responsabilidad compartida entre padres y estado

El no perder importantes momentos de su infancia dependerá de sus padres, pero el Estado tiene la responsabilidad de velar por su seguridad y sus derechos. En Puerto Rico existen leyes que protegen a los niños artistas. La rigurosidad de la ley, en cambio, se aplica de forma individual, pues dependerá de los términos y las condiciones que el secretario del Trabajo y Recursos Humanos imponga en una autorización expedida.

La ley 112 del 3 de julio de 1985 regula el empleo de menores de 14 años en actividades artísticas y del género de espectáculos. Aplica a todo tipo de contratación de menores de 14 años que estén envueltos en este tipo de actividad, incluidos los que trabajen como contratistas independientes.

“La ley es bien escueta y delega en el secretario del Trabajo la responsabilidad de reglamentar, eso es típico en legislación laboral. Lo que hace la legislación es resumir la política pública del Estado con relación a cierta materia y la ley, a su vez, identifica la necesidad de que se proteja el bienestar de los niños. El secretario del Trabajo, que se entiende que es el perito en la materia, emite un reglamento que es cónsono con la realidad que ellos manejan todos los días y que establece los procesos específicos que se van a seguir, lo que está prohibido y lo que no”, detalló la licenciada Sylma Collazo Correa, experta en legislación laboral.

El secretario del Trabajo y Recursos Humanos, en coordinación con el Secretario de Educación y el de Salud, han definido mediante reglamento las actividades propias del género del espectáculo, en donde, además, se han expuesto las reglas necesarias para su cumplimiento.

Para que un niño pueda iniciarse como artista, debe asistir junto con un padre, tutor o encargado al Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH) para solicitar una autorización. Ésta debe ser acompañada de una prueba de edad, un certificado de capacidad física y mental, y un récord escolar, además de una declaración firmada por su futuro patrono explicando la naturaleza de la actividad que realizará, el horario de trabajo, los días que laborará y la compensación que devengará.

El reglamento, sin embargo, contiene una serie de especificaciones, entre ellas, que los menores no deben trabajar más de seis días consecutivos en una sola semana, ni más de ocho horas en cualquier periodo de 24. Tampoco podrán trabajar antes de las 8:00 de la mañana ni después de las 12:00 de la noche y se debe respetar una hora para tomar alimentos entre cada periodo de cuatro horas.

Los patronos también deberán mantener fijo, en un lugar visible, un aviso impreso emitido por el Negociado de Normas del DTRH expresando el máximo de horas autorizadas a trabajar. Los menores no podrán trabajar en donde se ofrezcan bebidas alcohólicas como actividad principal del establecimiento, en lugares declarados peligrosos, en espectáculos obscenos o en escenas que pueden implicar conducta de naturaleza obscena o que atente contra la moral.

El escenario más popular del género del reguetón es en barras y discotecas que carecen en su mayoría de seguridad, en donde se venden bebidas alcohólicas y en donde se baila de forma sugestiva.

“(Pero) una cosa es que se vendan bebidas alcohólicas y otra cosa es que el propósito de la actividad sea vender bebidas alcohólicas. Esa determinación la hace el Departamento del Trabajo, uno puede tener su opinión, pero en última instancia, ellos son los que resuelven. Por otra parte, lo que es obsceno o no, también recae en el Departamento del Trabajo y, obviamente, con todo lo que conlleva esta definición, que de por sí tiene unos cuestionamientos constitucionales a nivel de Tribunal Supremo de los Estados Unidos”, añadió la abogada.

Cuidados de cerca por sus progenitores

Los padres son igualmente responsables de garantizar la seguridad de sus hijos, coincidió Dorcas Morales, madre de Miguelito.

“Cuando a él lo contratan para una discoteca, siempre trato de que me digan la hora a la que le toca y a esa hora llegamos. Cuando llego allí, llamo desde el carro, aviso que ya llegué, él entra, y hace su show, me quedo detrás del Dj, y cuando termina, nos vamos. Él sabe que no se puede quedar porque no tiene edad para eso”, dijo.

La violación de la Ley 112 o de su reglamentación es considerada delito menos grave y en un primer ofensor conllevaría una multa no menor de $75 y no mayor de $200. En el caso de una reincidencia, la multa sería no menor de $100 ni mayor de $500 o pena de cárcel por cada $5 que deje de pagar hasta un máximo de 90 días.

“Al igual que todas las leyes, tenemos que pasar el trabajo de buscarla y de asesorarnos y de hacer el trabajo. El desconocimiento de la ley no permite que se viole. Mi recomendación es que, de la misma forma que cuando uno establece un negocio, y se asesora con un contable o se asesora con un abogado, que trate de asesorarse cuando uno establece un negocio de esta índole”, acentuó la licenciada Collazo Correa.

Los progenitores aseguraron estar asesorados respecto al trabajo de sus hijos y cada uno de ellos dijo tener reglas disciplinarias con ellos.

“Xavi, por ejemplo, cuando está en un show, tiene su póliza de seguro. Todo está en ley, como si fuese persona adulta. Estoy viviendo esto por primera vez, pero poco a poco se va aprendiendo”, apuntó Xavier Rufino, padre.

La tarea divisoria de lo que es el niño y el artista pudiera realizarse con facilidad si los padres contratan a un tercero que sea un experto en el manejo de estrellas. Éste es el caso de Xavi. Sus presentaciones son coordinadas por Empresas Sanabria. Mimí, por ejemplo, cuenta con Che Pérez como promotor, y Miguelito, aunque es manejado por sus padres, está apadrinado por el reguetonero Daddy Yankee.

Los padres de Naldito, Naldo Sanabria y Diana Collazo, no conocen nada del negocio del entretenimiento. Sólo se dejaron llevar por “el corazón”. Complacieron al niño en sus aspiraciones como cantante y se dividieron las tareas en actividades educativas y extracurriculares.

“Mi esposa es escuela, ropa y estudios. Lo mío, las canciones, los shows y el estudio de grabación. Para las asignaciones, le pregunto a la jefa (su esposa) y si me dice que mañana tiene examen, no se hace nada ese día. Si no tiene tarea pendiente, entonces vamos al estudio. Mi hijo sigue en el residencial corriendo bicicleta, jugando al esconder. Es Naldo todo el tiempo, en la tarima es otra cosa, pero sigue siendo un niño humilde, educado y cariñoso”, comentó el orgulloso padre.

Los adultos dijeron ser conscientes de lo violento del género, a lo que se suma la conocida tiraera, iniciada por Miguelito y Xavi.

“Creo que la tiraera es más para los adultos. Lo que hago es que me enfoco en mi carrera”, dijo Naldito.

“A nosotros como niños, no nos importa la tiraera. Aquí, en el género es solamente para cantar, no para tirarnos, ni para matarnos, es para divertirnos. Sabes cómo es esto, esto es así”, expresó Miguelito.

“Yo le tiré a Miguelito, pero es pa’ que la gente se motive conmigo. Pero no es nada personal, esa tiraera era de jugar”, aclaró Xavi.

“Cuando sale Miguelito, él empieza a querer estar en esto. Lo cuido mucho. En la escuela, es Xavier Rufino, cuando canta es Xavi, pero es un bebé y sabe que primero es la escuela”, compartió Xavier Rufino, padre.

“Siempre he sido una madre open mind y no quiero que en el mañana mis hijos me digan: ‘No hice esto porque no me dejaste’. Obviamente se cuida, porque el género es fuerte para niños. Y en mi casa todo sigue igual. En mi casa, Miguelito (el artista) se queda afuera. Las normas y las directrices se quedan igual o de lo contrario fuera la carrera”, concluyó Dorcas.
A MIGUEL Ángel Valenzuela, un simpático niño de 10 años, le encanta el fútbol, pero cuando es Miguelito, lo que le gusta es que le apoyen y admiren. Naldo Sanabria, de la misma edad, sueña con convertirse en arqueólogo, pero ahora disfruta más cuando se transforma en Naldito porque le encanta cantar. El chiquitín de siete años Xavier Rufino Soto es fanático del Playstation, pero le atrae la tiraera, claro, como un juego. Y Noemí Rivera Ortiz, de 11 años, se convirtió en Mimí porque “tenía” que representar a las nenas dentro “del género”.

La proliferación de niños reguetoneros ha sacudido a muchos por la intensidad de este movimiento musical, que se dio a conocer por lo violento de su contenido y su lírica sexista. Esto acompañado de lo cuestionable que resulta este ambiente para los menores de edad.

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