“Siempre fui un chamaco que, a pesar de que no tenía buena conducta, me aplicaba y siempre buscaba algo que aprender. Y al sol de hoy sigo aprendiendo... Siempre supe que no importa a lo que me dedicara, la iba a poner en la China”, compartió con Primera Hora.
Sus disciplinas favoritas son el boxeo, la pelota o el sóftbol y el baloncesto. Todos los practicaba desde temprana edad y por todos guarda un gran respeto.
Pero es el boxeo con el que más se identifica, dado su fuerte carácter. Además, explicó que le sirve de terapia para descargar tensiones y corajes.
Cuando más joven, narró, acostumbraba guantear “en el barrio, con los panas” del barrio Las Lomas, en Río Piedras. Ya de adulto, acostumbra asistir al gimnasio “Wilfredo Gómez” en Guaynabo.
“Hace un tiempito que no voy, pero cuando para el tiempo que boxeaba mucho, estaba pasando por mil problemas personales y me ayudaba mucho. Iba al gimnasio, tiraba tres puños, me metía al ring y descargaba energías con alguien que estuviera guanteando conmigo... pum, pum, pum, y ya estaba tranquilo, lo gastaba en deporte. Descargaba energía, me ayudó mucho en esa área”, destacó.
Asimismo, recuerda sus juegos de baloncesto con detalle, pues disfrutaba jugar lo que su corillo llamaba “guerrilla”.
“Hay quien lo juega como profesional, pero nosotros lo jugamos guerrilla. Éste es un término de la calle que no se puede cantar foul (falta). Si te dan uno que fue duro, pues paramos la jugada, pero si te dan suavecito y estás cantando rápido, te tienes que ir de la cancha o se formaba la pelea, si venía alguien de afuera a cantar, así era en Villa Kennedy”, señala, recordando el residencial en donde se crió.
Es precisamente este deporte, el baloncesto, el que más practica en estos momentos en que la fama lo acompaña.
“Cuando tengo el tiempo, juego baloncesto, porque siempre vacilo por ahí y es el más que puedo hacer. Hace más de un año que no puedo ir al gimnasio a hacer boxeo. Siempre iba con Iván Calderón, que es mi pana. Con Ivancito siempre nos pasábamos en el ‘Wilfredo Gómez’”, recordó.
La pelota no puede practicarla tanto, a pesar de ser uno de sus favoritos. Sin embargo, su único hijo varón, de nueve años, la está practicando de forma profesional, algo que le llena de orgullo. “El varón disfruta de los deportes. Es algo bien importante, siempre fui deportista y bien activo, y le he inculcado eso. Mi hijo juega baloncesto y cayó en la selección de baloncesto de aquí. Ahora mismo está en Estados Unidos jugando. Estoy sufriendo porque es la primera vez que viaja y no pude ir con él”, señaló. El deporte apasiona tanto a Ramón Ayala como la música a Daddy Yankee. Por eso no duda que habría forjado una carrera como deportista si el mundo del espectáculo no le hubiese abierto las puertas.
De esto haberse vuelto una realidad, tal vez se verían los carteles anunciando al “Big Boss” del boxeo en un combate en el Madison Square Garden de Nueva York, en lugar de un concierto. O el “Yankee” correspondería al equipo al que pertenecería, o tal vez al estadio neoyorquino en donde jugaría. Y probablemente, lanzaría el mismo calzado deportivo que hoy tiene en los estantes de las tiendas, pero con un look más baloncelístico, en lugar de reggaetonero.
Lo cierto es que, músico o atleta, de todas formas se habría empeñado en “ponerla en la China”, su expresión favorita para referirse al éxito.
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