Sin embargo, nuevas riñas podrían cultivarse con Jowell, cucado constantemente por “La Fucking Maravilla”, como se autonombró Arcángel, para que cantara un tema solo, lo cual nunca hizo.
Y es que a Jowell no le hace falta entonar para lucirse. Su habilidad para espepitar los versos de temas como “Sikarios”, “Los capos” y “Malianteo” , los que abrieron el concierto dividido en segmentos de canciones para cada facción, se remata con su baile fluido y acrobático, ávido de patadas al aire en perfecta armonía rítmica.
“Si no fuera por fanáticos como ustedes, es verdad que yo no tuviera el guille que tengo”, dijo el “Arcángel caído del cielo”, motivo de su sofisticado montaje, proyectando la imagen del “malo” de la historia, cosa que jamás demostró ser musicalmente.
El intérprete de “La Kalle”, “Sorpresa” y “Aparentemente”, oferta de su primer segmento, supo cómo ser “Agresivo” con las notas cuando le tocaron temas como ése y “Pistolón”, “Boletín de última hora” y “Feliz Navidad”, un nuevo cúmulo de “insultos finos” para sus enemigos y detractores.
Pero en las secciones románticas, durante las que entonó “Sin mucha demora”, “Mi fanática”, “Bonita” e “Historia de amor”, una de las melodías con tonada más difíciles del género –contiene altibajos, factor poco común incluso en las baladas actuales–, hurgó en su raspada voz el matiz dulce para destacarlo sin rozar la posibilidad de desafinarse.
Incluso cuando presentó en la tarima al novel cantante Ricky para dar voz a “Tu amor” (Luis Fonsi), y a Jadiel para hacer lo propio con “Para qué volver”, Arcángel dio cátedra sobre lo que es ser original al improvisar una segunda voz baja en lugar de la trillada segunda alta.
Ese brillo tiene fuerte competencia en el de Randy, cuyo galillo chillón también sabe lo que hace, por lo que lanzará un disco como solista en febrero, anunció. Con alargamientos propios de los intérpretes de bolero y filin, “El Más Suelto” sorprendió con “Pobre corazón”, éxito radial de su colega Divino, “Ese amor”, “Loco loco loco” y “Si tal vez pudieras entender”, mientras Jowell aderezaba la escenografía haciendo de bartender y Noriega se encargaba del piano clásico.
El fluir apasionado quedó opacado, no obstante, por el carácter festivo del reguetón que invadió el “Choliseo” durante las casi cuatro horas que duró el recital.
La inyección de hip hop llegó con Julio Voltio, unido a Jowell & Randy en “Pónmela” y “Let’s Do It”. El hit “Ya no te veo”, asimismo, trajo consigo una batucada que hasta hizo al dúo olvidarse de la letra.
Invadido por un juego de potentes luces, el lugar se convirtió en una discoteca –una peculiar: llena de chamaquitos de 13 a 17 años, según se observó– durante los números “Cuarto nivel”, “Rastrillea”, “Siente el boom”, “Hola, Bebé” y “Shorty”, de Jowell & Randy; y “Chica virtual”, “Sol, playa y en la arena” (con Jadiel), “Seguetta” y “Mujer maravillosa”, de Arcángel.
Estos últimos gozaron del valiente violín de Fabián Elí, quien incluso se unió al grupo de baile varias veces sin descuidarlo. En este rubro, los exponentes en supuesta riña también sobresalieron con enérgicas coreografías.
La audiencia respondió como siempre: con gritos ensordecedores, ovaciones y perreo intenso. Si la gente se apagaba, los concertistas se daban cuenta y rápido hacían algo para volver a captar su atención, como el movimiento de la pelvis hacia el frente.
Precisamente con ese gesto, que puede interpretarse como sensual u obsceno según la ocasión, se despidió Jowell de un Arcángel que se quedó presumiendo de su talento aun con la gente yéndose tras finalizar el show. Ambos bandos ganaron porque tanto Jowell & Randy como Arcángel lograron no tan sólo llenar el Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey, sino un espectáculo de calidad melódica dentro del imparable beat del reguetón.
El show de una supuesta tiraera entre el dúo y el solista, utilizada como motor promocional de este evento, se desvaneció en la noche del viernes, al menos entre Arcángel y Randy, a quien el primero no se cansó de elogiar por su excelente vocalización. De hecho, a lo último aparecieron los tres juntos, aunque sin interactuar, pues estuvieron cada uno desde el lado que le tocó en el escenario.
Y es que a Jowell no le hace falta entonar para lucirse. Su habilidad para espepitar los versos de temas como “Sikarios”, “Los capos” y “Malianteo” , los que abrieron el concierto dividido en segmentos de canciones para cada facción, se remata con su baile fluido y acrobático, ávido de patadas al aire en perfecta armonía rítmica.
“Si no fuera por fanáticos como ustedes, es verdad que yo no tuviera el guille que tengo”, dijo el “Arcángel caído del cielo”, motivo de su sofisticado montaje, proyectando la imagen del “malo” de la historia, cosa que jamás demostró ser musicalmente.
El intérprete de “La Kalle”, “Sorpresa” y “Aparentemente”, oferta de su primer segmento, supo cómo ser “Agresivo” con las notas cuando le tocaron temas como ése y “Pistolón”, “Boletín de última hora” y “Feliz Navidad”, un nuevo cúmulo de “insultos finos” para sus enemigos y detractores.
Pero en las secciones románticas, durante las que entonó “Sin mucha demora”, “Mi fanática”, “Bonita” e “Historia de amor”, una de las melodías con tonada más difíciles del género –contiene altibajos, factor poco común incluso en las baladas actuales–, hurgó en su raspada voz el matiz dulce para destacarlo sin rozar la posibilidad de desafinarse.
Incluso cuando presentó en la tarima al novel cantante Ricky para dar voz a “Tu amor” (Luis Fonsi), y a Jadiel para hacer lo propio con “Para qué volver”, Arcángel dio cátedra sobre lo que es ser original al improvisar una segunda voz baja en lugar de la trillada segunda alta.
Ese brillo tiene fuerte competencia en el de Randy, cuyo galillo chillón también sabe lo que hace, por lo que lanzará un disco como solista en febrero, anunció. Con alargamientos propios de los intérpretes de bolero y filin, “El Más Suelto” sorprendió con “Pobre corazón”, éxito radial de su colega Divino, “Ese amor”, “Loco loco loco” y “Si tal vez pudieras entender”, mientras Jowell aderezaba la escenografía haciendo de bartender y Noriega se encargaba del piano clásico.
El fluir apasionado quedó opacado, no obstante, por el carácter festivo del reguetón que invadió el “Choliseo” durante las casi cuatro horas que duró el recital.
La inyección de hip hop llegó con Julio Voltio, unido a Jowell & Randy en “Pónmela” y “Let’s Do It”. El hit “Ya no te veo”, asimismo, trajo consigo una batucada que hasta hizo al dúo olvidarse de la letra.
Invadido por un juego de potentes luces, el lugar se convirtió en una discoteca –una peculiar: llena de chamaquitos de 13 a 17 años, según se observó– durante los números “Cuarto nivel”, “Rastrillea”, “Siente el boom”, “Hola, Bebé” y “Shorty”, de Jowell & Randy; y “Chica virtual”, “Sol, playa y en la arena” (con Jadiel), “Seguetta” y “Mujer maravillosa”, de Arcángel.
Estos últimos gozaron del valiente violín de Fabián Elí, quien incluso se unió al grupo de baile varias veces sin descuidarlo. En este rubro, los exponentes en supuesta riña también sobresalieron con enérgicas coreografías.
La audiencia respondió como siempre: con gritos ensordecedores, ovaciones y perreo intenso. Si la gente se apagaba, los concertistas se daban cuenta y rápido hacían algo para volver a captar su atención, como el movimiento de la pelvis hacia el frente.
Precisamente con ese gesto, que puede interpretarse como sensual u obsceno según la ocasión, se despidió Jowell de un Arcángel que se quedó presumiendo de su talento aun con la gente yéndose tras finalizar el show. Ambos bandos ganaron porque tanto Jowell & Randy como Arcángel lograron no tan sólo llenar el Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey, sino un espectáculo de calidad melódica dentro del imparable beat del reguetón.
El show de una supuesta tiraera entre el dúo y el solista, utilizada como motor promocional de este evento, se desvaneció en la noche del viernes, al menos entre Arcángel y Randy, a quien el primero no se cansó de elogiar por su excelente vocalización. De hecho, a lo último aparecieron los tres juntos, aunque sin interactuar, pues estuvieron cada uno desde el lado que le tocó en el escenario.
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