Todo en Calle 13 parece perfectamente pensado para que la tensión entre la ironía, la protesta y cierta propensión al sexo políticamente incorrecto no se altere y perdure a lo largo del disco.Algunos fragmentos de los diarreicos textos firmados por Residente: Oye princesa, llego tu prínicipe el grosero / Los bochincheros que se pongan el babero / Montate aquí en mi velero y vamos a insultar al mundo entero / A mí no me sale lo de caballero (Tango del pecado, con los Bajofondo Tango Club de Gustavo Santaolalla). Tengo 400 carros, 400 motoras, un caballo que vuela a cien millas por hora / Tengo comprada a todas las emisoras / Y pa lavar dinero, 30 lavadoras / Yo consigo lo que sea / Mujeres con dos, tres, cuatro, cinco tetas / 30 enanas que me jalan la casqueta... (Sin exagerar)
Las letras así, escritas, quizás no digan gran cosa: hay que escuchar la interpretación, una interpretación forjada en un rapeado hipnótico, de áspera musicalidad y lunfardo centroamericano que adornan invitados como Vicentico, La Mala Rodríguez y Orishas. Con Vicentico hacen una suerte de malambo, Llegale a mi guarida, uno de los mejores temas del disco; con la rapera española fabrican un Pimpinela punk y sexópata en Mala suerte con él; con los cubanos de Orishas se acercan a Manu Chao en Pal Norte.
Pese a que su estilo guarro lo tapa casi todo, Calle 13 se desliza por temáticas que presuponen cierta reflexión previa: el lenguaje (mejor dicho, el acento), la emigración, la identidad, el sojuzgamiento entre los hombres, el machismo latinamericano, etcétera, quedan bajo su lupa analítica. Lo hacen sin bajar línea, guarecidos en la incorrección política. Saben qué representan: si hasta para cantar una buena canción de amor (la bossa Un beso de desayuno) piden antes disculpas...
Calle 13 representa un poco de aire fresco entre la reiteración de fórmulas que sobrevuela el rock latino. Quizás estén creando otro cliché, quién sabe. Por ahora vale la pena disfrutar esta lucidez quemante, estas frases que incomodan, este pastiche puertorriqueño. Que viene a decir que el reggaeton puede ser algo más que un ritmo de verano, que el hip hop en español puede ser viable. Sólo hacía falta audacia y talento. A Calle 13 le sobran.Ahora que se sabe que vendrán a la Argentina, bien vale meterse en el excesivo, escatológico y, en muchos pasajes genial, universo de Calle 13. Se trata de un feroz dúo de reggaeton y hip hop integrado por dos puertorriqueños clase 78: René Pérez (alias Residente) y Eduardo Cabra (alias Visitante).
Acaban de sacar su segundo disco titulado, precisamente, Residente o Visitante, en el que cabalgan sobre su propio vértigo, ese que patentaron en su debut (Calle 13 2005) y que despertó reacciones en sectores de la Iglesia de Puerto Rico y de la derecha en general. Por eso el disco comienza con un coro sacro en el que primero prometen no "usar malas palabras" para después derrapar en una sarta de procacidades.
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