Con temas como “El costo de la vida” y los discos Areíto (1992) y Fogaraté (1994), su figura fue consolidándose cada día más en el plano internacional y, aunque por estos lares su estela fue apagándose con el correr de los años, Guerra nunca dejó de grabar y de brindar cálidas presentaciones en vivo.
Su nombre volvió a sonar fuerte entre nosotros cuando el año pasado grabó el tema “Abriendo caminos”, a dúo con Diego Torres para su disco Andando. Y, de alguna manera, esa participación contribuyó para que los oídos argentinos le prestaran una vez más su atención. Y vaya si así fue: su flamante trabajo, La llave de mi corazón, ya es Disco de Oro en Argentina, mostrándolo en su mejor forma y a ritmo de merengue, bachata, salsa y baladas. Otra de las particularidades de este disco es la inclusión de dos temas en inglés (“Medicine for my soul” y “Something good”), con los que el cantante y compositor dominicano intentará realizar el crossover al mercado anglosajón.
De este tema, sus inquietudes musicales, su creciente devoción religiosa y del auge del reggaeton, Juan Luis Guerra dialogó con 10Música en su reciente visita promocional.
¿Cuál fue el concepto musica que quisiste imprimir en este nuevo álbum?
Quería lograr algo realmente innovador, buscar un camino nuevo. Por eso, salimos con el primer sencillo, “La llave de mi corazón”, que es una especie de mambo mezclado con merengue y otros géneros musicales como el hip hop y el blues aunque todo orquestado como si fuera una banda de los años cincuentas. Es un disco romántico y bailable.
¿Por qué definís a La llave de mi corazón como tu álbum más romántico?
Porque, si bien mis discos anteriores tuvieron su cuota de romanticismo, yo he incluido muchas veces también cuestiones sociales. Esta es la primera vez que el hilo conductor de todos los temas es el amor. Los ritmos son variados pero hay temas muy, muy románticos.
¿Qué te llevó a grabar dos temas en inglés, considerando que sos un artista muy respetado y destacado componiendo y cantando en castellano?
Yo creo que el inglés abre muchas puertas. Me parece también que es un momento oportuno para que Norteamérica y otros países de habla inglesa comprendan, disfruten y bailen con la música caribeña, en este caso, el merengue y la bachata. Me tomé mi tiempo y medité mucho acerca de este tema del idioma pero creo que esta vez tengo una canción muy fuerte como “Medicine for my soul”, que en inglés suena muy bien Es muy meritorio que otros artistas latinos hayan triunfado en Estados Unidos cantando en español, pero lo hicieron a través de la salsa o del latin pop. Definitivamente, lo que yo quiero es que la música dominicana entre de una vez al mercado anglosajón.
¿Qué te impulsó a componer canciones de corte religioso en Para ti, tu álbum anterior?
Yo acepté al señor Jesús hace quince años y tenía guardado algo así como el hit parade (N. de R: ranking de los temas más exitosos) de las iglesias donde me congrego. Entonces, un día decidí grabar ese disco como agradecimiento a las cosas hermosas que El ha hecho por mí. Entre esas canciones hay un merengue llamado “Las avispas”, por la cual recibí el Grammy Latino a “Mejor canción tropical” siendo un tema cristiano. Es un perfil compositivo que no tengo problema en repetirlo. Para mí, es un privilegio poder cantarle a Dios.
¿Volverías a fusionar el merengue con el jazz y las vocalizaciones al estilo de Manhattan Transfer, como lo hiciste en Soplando, tu álbum debut?
En ese trabajo se notaba demasiado la influencia jazzística porque yo había salido hacía muy poquito de la escuela Berklee y tenía a Quincy Jones, John Coltrane, Charles Mingus y todos esos grandes jazzistas en la cabeza. Entonces, lo que hice fue volcar todos esos conocimientos en una especie de merengue lento. De ahí en adelante, intenté experimentar con otros ritmos, pero siempre fusionándolos con el merengue, con una cosa más bailable y folklórica de mi tierra y eso resultó una fórmula triunfadora. De todos modos, si quisiera, podría hacer cosas con influencias del jazz y del rock sin ningún inconveniente. Sobre todo, me encantaría compartir la experiencia de hacer música con grandes nombres como Pat Metheny o Brad Meldhau.
¿Qué opinión te merece el reggaeton, teniendo en cuenta tu familiaridad con diversos ritmos latinos?
Tiene sus buenos exponentes pero es sólo una moda. Si me preguntás si alguna vez voy a hacer un reggaeton, te digo que no. Yo no soy un reggaetonero (sic) pero lo acepto y creo además que Daddy Yankee es una persona muy inteligente y tiene cosas interesantes. Respeto al reggaeton como un estilo en boga pero lo mío es el merengue y la bachata.
¿Cómo fue la experiencia de grabar el tema “Abriendo caminos” junto a Diego Torres?
Muy buena. Yo invité a Diego al concierto por mis veinte años con la música en Santo Domingo y cantamos juntos “Bachata rosa” y “Color esperanza”. Fue un momento maravilloso. El público dominicano lo quiere muchísimo y ahí fue cuando él me invitó a grabar “Abriendo caminos” para su último disco. Siempre es un placer compartir momentos con él. Somos muy amigos y hace poco le envié un mail para ver por dónde anda. Me gustaría verlo.
¿Qué te parecen las versiones que Café Tacuba y Niña Pastori hicieron de tus temas “Ojalá que llueva café” y “Burbujas de amor” respectivamente?
Me encanta oír mis canciones en otras versiones. La de Café Tacuba me ha llamado muchísimo la atención porque es completamente diferente. Cada uno le da su toque personal. Lo de Niña Pastori también me gusta mucho; está muybien ese dejo flamenco que le agregó al tema. Hace poco hicimos una bachata con Maná y la verdad es que fue un honor.
¿Cuándo podremos volver a verte en vivo en Argentina?
En este momento, estoy haciendo la gira de promoción. Después de Argentina, me voy a Chile, Brasil y España pero es muy probable que entre fines de este año o principios del próximo volvamos para presentarnos en vivo.musica de aquel momento. El cantautor dominicano volvió a nuestro país para promocionar “La llave de mi corazón”, su nuevo álbum, y habló con nosotros sobre su presente, el estado actual de la música latina y de su gran amistad con Diego Torres.
Corría el año 1990 y canciones como “Burbujas de amor”, “Bachata rosa”, “La bilirrubina” y “Ojalá que llueva café” sonaban incesantemente en las radios argentinas. El punto en común de todas ellas descansaba no sólo en su ritmo caribeño y sabrosón sino en la voz amigable y la pluma particular de su mentor. Oriundo de República Dominicana, el larguirucho Juan Luis Guerra irrumpía con una fuerza inusitada en toda Latinoamérica y colocaba a su país en el centro del foco
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